Pedro es nuestro amigo campero, es de aquí y conoce bien esta tierra; tiene un tractor grande y poca tierra. Nosotros tenemos un campo grande y mucha agua, y somos unos urbanitas metidos a camperos, unos novatos en definitiva. Por ello y porque Pedro es un amigo de los que cuesta encontrar, encantador, generoso, buena persona, como dice mi madre, "que vale un imperio", le hemos dejado el campo grande para que cultive lo que le parezca. Es un acuerdo de palabra, comos los de antes, basado en la confianza y el buen hacer. Él planta el campo y nos da parte de lo que cultiva y tambien nos ayuda en pequeños arreglos del jardín y la casa. La verdad es que no sé qué haríamos sin él, su presencia ya se nos ha hecho imprescindible, nos sentimos muy afortunados de tenerle cerca. Ahora tenemos un bonito campo de sandías y melones donde antes teníamos malas hierbas. Las sandías ya son bastante hermosas y pronto las recogeremos, a los melones les falta un poco todavía.
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